ENSAYO DEL LIBRO LAS VENAS ABIERTAS DE AMERICA LATINA


Leer el libro de Eduardo Galeano “Las venas abiertas de América Latina” resulta revelador por la gran cantidad de información que proporciona, pero sobre todo la reflexión que se deriva de ello deviene en la confirmación de una idea generada hace mucho tiempo, cuando al analizar la situación actual de la sociedad mexicana llegamos a la conclusión de que somos, en cierta forma, los herederos de una idiosincrasia perdedora por un lado y revanchista por otro. ¿Por qué? 
            Sin afán de generalizar ni justificar, reflexionemos: ¿Quién o quienes nos conquistaron? ¿Quién o quienes se lanzaron al mar buscando fortuna? ¿Quiénes abandonaron familia, amigos y demás raíces para ir en pos de una aventura prometedora de riqueza fácil? ¿Qué ideas, costumbres y valores nos trajeron los conquistadores?
            La gran mayoría de los marinos que acompañaron, primero a Cristóbal Colón, luego a otros navegantes en sus incursiones por nuestro continente eran delincuentes, prófugos de la justicia, gente que no tenia nada que perder y sí mucho que ganar. Gente de la peor ralea, cruel y sanguinaria que llegó a destruir, a aniquilar lo que encontraba a su paso con tal de hacerse de las riquezas que esta tierra ofrecía. La vida de los indígenas no significaba nada y había que hacerlos a un lado o destruirlos para apoderarse del oro, la plata y otros recursos muy valiosos para los españoles.
            Después de que los primeros conquistadores regresaron a España con noticias alentadoras acerca de riqueza fácil, llegaron oleadas de gente ambiciosa que con su única razón: la fuerza de las armas, las cuales eran desconocidas por nuestros antepasados, se impusieron para saquear sin ninguna mesura los recursos naturales de los que ellos carecían.
            Toda esa gente se asentó a lo largo y ancho de las tierras conquistadas y siguió practicando su filosofía de la vida: pisotear al débil y ponerse al servicio del fuerte para poder beneficiarse de una u otra situación.
                        ¿Por qué se gestó  el movimiento de Independencia? Porque los criollos, hijos de españoles nacidos en nuestra tierra, se cansaron de ver pasar las riquezas extraídas de la Nueva España hacia la “madre patria”. Decidieron que independizarse de España les permitiría controlar la extracción, transformación y distribución de la riqueza obtenida y esta se quedaría acá, en la “Nueva España” o sea en sus arcas o bolsillos. No dudo de que haya habido buenas intenciones al tratar de quitarse el yugo español pero considero que la razón principal fue el no querer que la riqueza se les fuera de las manos.
            El indígena, vuelto esclavo al servicio del español, se fue creando la idea de que debía servir al poderoso y esa filosofía fue transmitiendo a sus hijos, el servilismo del débil hacia el fuerte y rico, lo que trajo como consecuencia que el rico se hiciera más rico y el pobre más pobre. La sociedad se polarizó: por un lado estaban los indígenas, los negros esclavos y las diversas mezclas que se dieron entre éstos y los españoles, lo que dio origen a diferentes castas: los hijos de español e india: mestizos; los hijos de español y mestiza: castizos; los hijos de español y negra: mulatos; los hijos de español y mulata: moriscos; etc.
            Por otro lado estaban los españoles y criollos que siguieron estando en la cima de la nueva sociedad independiente, que seguían detentando el poder y la riqueza, que tenían los medios para seguir explotando los recursos de nuestra tierra a través del sufrimiento y sacrificio de la gente pobre. A la larga la independencia no significó mucha diferencia para las clases humildes puesto que seguían sirviendo al rico. Los gobernantes, elegidos entre los criollos, que poco sabían de administración y buen gobierno quisieron dirigir el destino del país, pero en virtud de las grandes diferencias sociales existentes poco pudieron hacer para equilibrar la situación de la nueva sociedad mexicana.
            Si nos detenemos a analizar por qué las colonias inglesas prosperaron en el norte de nuestro continente veremos que la gente que llegó por esas latitudes eran personas que venían huyendo de gobiernos monárquicos que pocos derechos otorgaban a sus gobernados. Llegaron con ideas de libertad y de progreso y pronto pudieron organizar una forma de gobierno que permitía el desarrollo de todos por igual. Cuando esta nación se hizo más fuerte empezó a mirar a su alrededor para tratar de conseguir los recursos naturales de los que carecía y se dio cuenta de que México era rico en recursos pero tenía una sociedad polarizada. Lo demás ya lo conocemos, perdimos por errores garrafales de quienes estaban al frente de nuestro gobierno gran parte de nuestro territorio, lo que fortaleció al país vecino en detrimento nuestro.
            Así llegamos a 1900, con un gobernante que detentó el poder por más de treinta años y que con sus ideas de progreso agudizó la pobreza de su gente, no puede dejar de reconocerse que al permitir la apertura a capitales extranjeros para explotar los recursos de nuestro país se logró avanzar al modernizar las vías de comunicación, pero a un alto costo. Nuevamente el pobre solo contribuía a enriquecer a otros con su trabajo, vivían en la pobreza extrema y a pesar de trabajar sin descanso al final del  día resultaban debiéndole al patrón más de lo que ganaban por el tramposo funcionamiento de la tiendas de raya.
            Se gestó un nuevo movimiento: la Revolución Mexicana que trajo algunos cambios para nuestra sociedad, pero los niveles más bajos de la pirámide social de nuestro país pocos progresos pudo experimentar. Es difícil salvar tantos años de explotación y diferencias sociales. Así el mexicano ha podido constatar que a pesar de su lucha sigue estando al servicio del poderoso, por lo tanto ¿para qué seguir luchando? Es mejor dejarse llevar por la corriente y tomar, por la buena o por la mala lo que nos hace falta, cuando la ocasión se presenta.
            Considero que Galeano tiene razón al afirmar que la explotación que los países latinoamericanos hemos sufrido nos han llevado a la pobreza y a la dependencia; y la falta de valores, de hábitos  y de deseos de superación nos tienen sumidos en un bache del que no podremos salir si no cambiamos nuestra ideología de perdedores y conformistas  o de aprovechados sin escrúpulos.
            Mientras  el mexicano siga pensando que no puede mejorar su situación porque no sabe, porque no puede o por que no tiene derecho, mientras siga siendo un conformista o, por otro lado, mientras piense que puede pisotear a otros para ascender, mientras no le importe dañar a otros con tal de enriquecerse, mientras haga de la corrupción su forma de vida la situación del país no cambiará.    
Seguiremos echándole la  culpa a otros, a nuestros gobernantes, a nuestros maestros, a nuestros antepasados sin reconocer que para mejorar nuestra vida y nuestro país debemos realizar un verdadero cambio: pero de ideas.
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